lunes, 25 de junio de 2012

La vida tiene diferentes momentos: buenos, malos, felices, tristes, agridulces, de amor, de odio, de amistad, de celos, de enfado, de perdón, de paz, de desamor, de llanto, de risas, de estrés, de tranquilidad, de emoción, de aburrimiento, de sorpresa.... Por esta misma razón te voy a dar un consejo: "Vive el momento, con y por el momento. No hay nada más que éste preciso instante. Y todo lo que tenga que suceder surgirá de este momento, así que, ¿por qué te preocupas? Si el presente es perfecto, ¿cómo puede ser el próximo, feo? ¿De dónde surgirá? Será más bonito; ha de serlo. No hay necesidad de preocuparte."


 Quien presta atención a su día, descubre el instante mágico. Puede estar escondido en la hora en que metemos la llave en la puerta por la mañana, en el instante de silencio después del almuerzo, en las mil y una cosas que nos parecen iguales. Ese momento existe: un momento en el que toda la fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros. La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista. El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones…, pero todo es pasajero y no deja marcas. Y en el futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y darnos cuenta de todo lo que hemos superado gracias a nosotros mismos y a todos los que nos han ayudado en los momentos más complicados.

lunes, 4 de junio de 2012

Yo también tengo una teoría sobre los momentos de la vida que impactan, que nos marcan, esos destellos que ponen patas arriba nuestras vidas, son los que acaban definiendo quienes somos. La cuestión es que cada uno de nosotros es la suma de todos los momentos que hemos experimentado con todas las personas que hemos conocido. Lo que nunca me había planteado es qué pasa si algún día no recuerdas ninguno de ellos. 




Un momento impactante es aquel cuyo efecto expansivo va mucho más allá de lo predecible, que hace que algunas partículas choquen entre sí y acaben acercándose más que antes y que manda a otras, girando sin parar hacia nuevas aventuras, aterrizando donde jamás pensaste encontrarlas. Sí eso es lo que pasa con esa clase de momentos. Por más que lo intentes no puedes controlar como te pueden afectar, sólo puedes dejar que esas partículas que colisionan aterricen donde puedan y esperar hasta la siguiente colisión.