Todos tenemos miedo a lo desconocido y el que diga que no, definitivamente miente. Es cierto, las situaciones nuevas e inesperadas siempre nos asustan. Esto, se puede aplicar a todos los momentos y circunstancias de la vida pero concretamente, a los inicios de "relaciones sentimentales" ya que no hay nada que nos asuste más que la idea de pensar que nos pueden hacer daño o que es muy posible que las cosas no siempre salgan como uno quiere.
Yo no soy una persona que suela pensar mucho en eso, prefiero actuar sin pensar, sin darle más vueltas al asunto, es mucho más divertido y, por supuesto, más fácil. Aunque, en ocasiones, es imposible evitar rayarse la cabeza con bobadas y cursilerías. Supongo que es algo normal cuando estás conociendo a alguien que te "gusta". Pero, por otra parte, también es inevitable pensar que todo puede salir mal, es más hay muchas más probabilidades de que salga mal que de que salga bien. Suena pesimista pero es cierto.
También es cierto que en este momento ni yo misma sé lo que quiero. Tendré que valorar los pros y los contras para intentar aclararme. Por un lado, si me gustaría que esto saliera adelante porque siempre está bien tener a alguien ahí pero aquí es donde el miedo entra en acción y empiezan las comeduras de coco.
Por otro lado, también quiero libertad para hacer lo que me de la gana y cuando me de la gana. No me apetece tener que estar siempre pendiente de otra persona. Así que como habréis podido comprobar tengo un cacao mental impresionante. Precisamente esta es la razón por la que intento evitar pensar demasiado. Es mucho más fácil actuar e ir improvisando sobre la marcha.