jueves, 25 de abril de 2013

Mi vida no es tu tablero de Monopoly


En contra de mi voluntad y muy a mi pesar tengo que darle la razón a todas esas personas que desde un principio me han dicho que me no valías la pena y que era mejor olvidarme de ti, porque es imposible ser amigos sin que uno de los dos sufra y, remitiéndonos a los hechos, suelo ser yo la que sale mal parada de estos líos.


La verdad es que me jode bastante que las cosas acaben así y que hayas acabado siendo una persona totalmente distinta a la que yo pensaba que eras. Una persona que demuestra todo lo contrario de lo que dice. Una persona que no tiene nada claro, que no hace nada más que marear la perdiz e ir de flor en flor.

No me gusta tener que admitirlo pero hay que ser realistas y si analizamos fríamente la situación, me doy cuenta de que has estado jugando conmigo. Pero tranquilo porque ahora que sé a qué estás jugando y aprovechando que conozco muy bien las reglas, puede que yo también quiera participar. Tal vez esa sea la única manera de que te entiendas cómo me siento.

Lo peor, es que después de todo y a pesar de haberme decepcionado en varias ocasiones, aún me sigues cayendo bien y no puedo evitar pensar que tal vez haya una explicación lógica para todo esto, que sí eres la persona que yo pensaba que eras y que todo ha sido un enorme malentendido. Por eso me gustaría que algún día pudieras demostrarme que no estoy equivocada y que puedo seguir confiando en tí. Pero lamentablemente no creo que eso ocurra jamás.

viernes, 12 de abril de 2013

Incompleta


Incompleta. De todas las palabras que podrían utilizarse para describir la Sagrada Familia: marrón, puntiaguda, extraña ... la que realmente parece más adecuada es incompleta. ¿Por qué? Porque el 7 de Junio de 1926, el arquitecto Antonio Gaudí, cuya barba también era marrón, puntiaguda, extraña e incompleta, fue atropellado por un autobús. Y así, su gran obra maestra quedaría incompleta para siempre. Afortunadamente, Gaudí no renunció a su sueño. Aunque no es lo que suele ocurrir. Normalmente no es un autobús lo que impide que una iglesia marrón, puntiaguda y extraña sea construida. En general es porque es difícil, caro o da miedo. Sólo cuando lo has dejado es cuando te das cuenta de lo duro que es empezar de nuevo y tienes que obligarte a no insistir. Pero siempre esta ahí. Hasta que no termina siempre estarás incompleto.

Ted Mosby (Cómo conocí a vuestra madre)

martes, 2 de abril de 2013

La maldición de los santos

Como dice mi abuela: "si a los 20 años no tienes novio, te vas a quedar pa' vestir santos" Yo se que ese dicho en este época ya no tiene mucho sentido. Estamos en el siglo XXI, hoy en día los jóvenes ya no quieren comprometerse, su única objetivo en la vida es salir de fiesta, emborracharse, ligar (si es posible) y vivir el día a día sin pensar en el futuro ni en el pasado, lo único que les preocupa y les debe preocupar es el presente.

Pero a veces, yo no puedo evitar pensar y preguntarme como sería mi vida si no fuera como es, es decir, cómo sería mi vida si tuviera a alguien a mi lado con quien compartirla, una persona a la con la que pudiera hablar de cualquier cosa y contar con ella siempre que lo necesitara. Estarás pensando: "es una descripción similar a la de una amistad", pero no creo que sea igual, es mucho más que eso, yo me refiero a una persona que además de ser tu amiga comparta muchas más cosas contigo, que tenga tus mismas inquietudes, que te comprenda y sobre todo QUE TE QUIERA.


Creo que por un lado estoy mejor sin tener a esa persona. No tengo que preocuparme por nada ni por nadie, puedo hacer lo que me de la gana y cuando me de la gana, sin tener que depender de nada ni de nadie. No tengo el estrés de compartir mi tiempo entre mis amigos y mi novio y, lo más importante, me evito las ralladuras de cabeza que supone el cuestionar sin darte cuenta cada paso que da esa persona.

Pero por otro lado, no puedo evitar pensar que todo el mundo necesita sentirse querido y no me refiero al amor fraternal o al amor de amigos, me refiero a amor de verdad, amor de pareja. Algunos dicen no no existe, otros dicen que es efímero, otros que dura para siempre... Es muy fácil hablar sin saber pero realmente esas cosas sólo se saben cuando las sientes. Puede que ese sea el motivo por el que yo nunca he creído en el amor. Tal vez nunca lo he sentido o si lo he hecho, la otra persona se ha esforzado por destrozar ese sentimiento. Quizá por eso siempre acabo rechazando cualquier oportunidad para librarme  de la maldición de los santos de mi abuela. O puede que simplemente necesite que aparezca la persona idónea que me ayude a quitar esa coraza, que me haga olvidar el miedo que me da volver a enamorarme y que me enseñe que sí existe el amor verdadero y que dura para siempre.


Muy a mi pesar, esa persona todavía no ha aparecido y si es cierto lo que dicen de que lo bueno se hace esperar, mucho me temo que tardará en hacerlo. Así que mientras espero, me dedicaré a hacer lo que hacen el resto de los jóvenes de mi época: Saldré de fiesta, bailaré con mis amigas, disfrutaré del presente e intentaré no preocuparme demasiado por el futuro.