En contra de mi voluntad y muy a mi pesar tengo que darle la razón a todas esas personas que desde un principio me han dicho que me no valías la pena y que era mejor olvidarme de ti, porque es imposible ser amigos sin que uno de los dos sufra y, remitiéndonos a los hechos, suelo ser yo la que sale mal parada de estos líos.
La verdad es que me jode bastante que las cosas acaben así y que hayas acabado siendo una persona totalmente distinta a la que yo pensaba que eras. Una persona que demuestra todo lo contrario de lo que dice. Una persona que no tiene nada claro, que no hace nada más que marear la perdiz e ir de flor en flor.
No me gusta tener que admitirlo pero hay que ser realistas y si analizamos fríamente la situación, me doy cuenta de que has estado jugando conmigo. Pero tranquilo porque ahora que sé a qué estás jugando y aprovechando que conozco muy bien las reglas, puede que yo también quiera participar. Tal vez esa sea la única manera de que te entiendas cómo me siento.
Lo peor, es que después de todo y a pesar de haberme decepcionado en varias ocasiones, aún me sigues cayendo bien y no puedo evitar pensar que tal vez haya una explicación lógica para todo esto, que sí eres la persona que yo pensaba que eras y que todo ha sido un enorme malentendido. Por eso me gustaría que algún día pudieras demostrarme que no estoy equivocada y que puedo seguir confiando en tí. Pero lamentablemente no creo que eso ocurra jamás.