Lo primero que debes entender en la vida, es que hay sitios a los que ya nunca más vas volver. Momentos que no vivirás de nuevo. Personas que quedarán en el recuerdo para siempre. Si lo piensas así puede parecer triste pero no es una mala idea. En ocasiones, es mejor quedarse con un buen recuerdo que darse cuenta de que en realidad, las personas cambian y han dejado de ser cómo tu las conociste.
Por supuesto que habrá días en los que querrás volver al pasado. Pero nunca se puede volver al mismo sitio dos veces. No si te vas. No si has decidido pasar página. El problema es que me he pasado la vida yéndome de broma. Intentaba que no me afectara tu indiferencia pero nunca pensé que esto fuera a acabar así. En el fondo, no quería irme de verdad. Esperaba que tú pensaras lo mismo y que en algún momento pudiéramos arreglarlo. Pero al final ha resultado que has encontrado un nuevo destino y has roto los billetes anteriores. Esta vez, para siempre. ¿Y ahora qué hago yo con las maletas? Todavía puedo volver a casa. Aunque esa no es la mejor opción. Tal vez, debería rehacer la maleta y buscar un nuevo destino menos estresante. Un destino donde pueda despejar mi mente y no pensar en volver atrás ya que no hay vuelos directos hacia el pasado.
Lo que quiero decir, es que no os engañen: si podéis recordar Febrero hacedlo, porque Febrero ya no va a volver nunca. Aunque se acabe Enero, no se volverá a repetir.